lunes, 19 de abril de 2010

EL calentamiento Global


SEIS GRADOS QUE PODRÍAN CAMBIAR EL MUNDO

LAS CONSECUENCIAS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

¿Cómo puede ser que las hamburguesas con queso que comen los americanos tengan mayor impacto de carbono que todos los vehículos familiares de América? ¿Cómo podemos ayudar para detener el calentamiento global?

El volumen de la emanación de gases por el efecto invernadero es mayor cada año. Los científicos advierten que, como consecuencia, la temperatura global promedio puede aumentar 6 grados centígrados en el próximo siglo. Por lo tanto el mundo experimentaría cambios radicales. Este documental acompaña a Mark Lynas, escritor inglés, y a otros expertos en climatología en su análisis del efecto que produce el potencial aumento de un grado centígrado en la temperatura mundial.

"Calentamiento global no solo significa que habrá un leve aumento en el promedio de temperaturas. Cambiaría radicalmente el sistema en el que la tierra se maneja." Mark Lynas, conservacionista.

Aún si las emanaciones del efecto invernadero desaparecieran de la noche a la mañana, las concentraciones ya presentes en la atmósfera equivalen a un aumento global de 0,5 a 1 grado centígrado. Pero, ¿qué ocurriría si aumenta otro grado más? Según Mark Lynas, autor de "Six Degrees", los cambios dejarían de ser graduales. Los glaciares de Groenlandia y algunas islas bajas comenzarían a desaparecer. Con un aumento de tres grados centígrados, el Ártico estaría libre de hielo durante los veranos; la selva tropical del Amazonas empezaría a secarse y los índices de temperaturas extremas serían los normales. Un aumento de cuatro grados centígrados haría crecer el nivel del mar en forma considerable. Si sumamos otro grado más, estaríamos frente al ocaso de los cambios climáticos. Aquellas zonas que alguna vez fueron regiones templadas serían entonces inhabitables. Los seres humanos entrarían en guerra por los recursos naturales restantes. Con seis grados de aumento llegaría el Día del Juicio Final: los océanos serían basureros marinos, los desiertos se apoderarían de la faz de la tierra y las catástrofes serían cosa de todos los días.

Si no hacemos nada por evitar esta amenaza, ¿cuál sería el punto de no retorno que indique que ya nada se puede hacer por detener el calentamiento global?

sábado, 17 de abril de 2010

DEPREDACION.
Los organismos marinos están interconectados unos con otros por relaciones de muy diversa índole, siendo las relaciones tróficas las que más clarifican el funcionamiento de un ecosistema en su conjunto.
En el ambiente pelágico, los vegetales microscópicos del plancton (fitoplancton) son los productores primarios. Éstos, mediante la fotosíntesis, sintetizan materia orgánica (hidratos de carbono, proteínas y ácidos grasos), utilizando para ello la energía luminosa aportada por el sol, la clorofila de la que son portadores y las sustancias inorgánicas presentes en el medio. Este fitoplancton es consumido por herbívoros microscópicos (zooplancton), que en un alto porcentaje son crustáceos (copépodos y decápodos).



COMENSALISMOS.
Comensalismo es la relación no permanente ni obligatoria que se establece entre dos especies diferentes de la que una sale netamente beneficiada mientras que para la segunda es una relación neutra o indiferente.
El ejemplo más típico de este tipo de relación es el que establecen especies acompañantes como la rémora (Echeneis remora) o los peces pilotos (Neucrates spp.) con tiburones, mantas, cetáceos o tortugas. La presencia de la especie acompañante es aparentemente indiferente para el depredador al que acompaña, mientras que a la inversa la relación proporciona protección y restos de alimento a la especie acompañante.





SIMBIOSIS.

Es la relación permanente que se establece entre dos especies diferentes que llevan una vida común, y de la que obtienen un beneficio recíproco.

Es la relación que mantienen ciertas especies de algas unicelulares y ciertos animales, principalmente esponjas y cnidarios, que las alojan en sus tejidos internos. El animal aprovecha el oxígeno desprendido en la fotosíntesis, se nutre parcialmente de las sustancias excretadas por las algas, y se ve libre de parte de sus productos metabólicos que son consumidos por el alga. Por su parte, las algas obtienen un microhábitat sin competencia con otras algas, y los nutrientes seguros y constantes que el metabolismo del animal les proporciona.
El ejemplo más claro de esta relación se observa en las especies bentónicas (ciertas esponjas, ascidias, etc.) que tienen una coloración intensa en la parte del cuerpo que recibe más luz, mientras que la que menos luz recibe es bastante más clara o incluso blanquecina.


RELACIONES ENTRE ORGANISMOS.

La competencia se puede definir como una interacción biológica entre organismos o especies en la cual la aptitud o adecuación biológica de uno es reducida a consecuencia de la presencia del otro. Existe una limitación de la cantidad de por lo menos un recurso usado por ambos organismos o especies; tal recurso puede ser alimento, agua, territorio, parejas.[1]

La competencia tanto dentro de una especie como entre especies diferentes es un tópico importante de ecología, especialmente de ecología de comunidades. La competencia es uno de varios factores bióticos y abióticos que afectan la estructura de las comunidades ecológicas. La competencia entre miembros de la misma especie se llama competencia intraespecífica y la que tiene lugar entre miembros de diferentes especies es competencia intersespecífica. La competencia no siempre es un fenómeno simple y directo y puede ocurrir en formas indirectas. Según el principio de exclusión competitiva las especies menos aptas para competir deben adaptarse o, de lo contrario, se extinguen. De acuerdo a la teoría de la evolución la competencia dentro de una especie y entre especies juega un papel fundamental en la selección natural.





Tipos de competencia

Por mecanismo
Los términos siguientes describen los mecanismos biológicos por los cuales tiene lugar la competencia. Estos mecanismos pueden ser tanto directos como indirectos y se aplican tanto a la competencia intraespecífica como interespecífica.
Competencia por interferencia
Ocurre directamente entre individuos por el acto de agresión, etc. cuando un individuo interfiere con el forrajeo, supervivencia, reproducción de otros o por prevención directa del establecimiento de una porción del hábitat. por ejemplo podemos poner a dos leones cuando una leona anda pretendiendo aparearse los dos tienen batallas en las que solo surge un ganador y es el que se corre con la leona.


Competencia por explotación
Ocurre indirectamente por medio de un recurso limitado común que actúa como un intermediario. Por ejemplo, el uso de un recurso por unos causa la escasez para otros o, también la competencia por espacio.
Competencia aparente
Ocurre indirectamente entre dos especies que, por ejemplo, son presas de un depredador común. En tal caso hay competencia por el espacio libre de depredadores.




Por especies
Competencia intraespecífica
La competencia intraespecífica ocurre cuando los miembros de la misma población necesitan hacer uso del mismo recurso de un ecosistema. Por ejemplo entre animales de la misma especie que viven en un mismo territorio en un mismo momento de tiempo y que compiten por el sitio de nidada.
Competencia interespecífica
La competencia interespecífica ocurre entre individuos de diferentes especies que comparten un recurso común en la misma área. Si el recurso no es suficiente para mantener ambas poblaciones, el resultado es una reducción en la fertilidad, el crecimiento y la supervivencia de una o más especies. La competencia interespecífica puede alterar las poblaciones, las comunidades y la evolución de las especies involucradas.

lunes, 12 de abril de 2010

Se denomina océano a la parte de la superficie terrestre ocupada por el agua marina. Hasta hace poco se pensaba que se formó hace unos 4.000 millones de años, tras un periodo de intensa actividad volcánica, cuando la temperatura de la superficie del planeta se enfrió hasta permitir que el agua se encontrase en estado líquido. Sin embargo, un estudio del científico Francis Albarède, del Centro Nacional de la Investigación Científica de Francia (CNRS), publicado en la revista Nature estima que su origen se halla en la colisión de asteroides gigantes hace entre 80 y 130 millones de años.[1]

El océano está dividido por grandes extensiones de tierra, que son los continentes, y grandes archipiélagos en cinco partes que, a su vez, también se llaman océanos:

océano Antártico
océano Ártico
océano Atlántico
océano Índico
océano Pacífico
Los océanos Pacífico y Atlántico a menudo se distinguen en Norte y Sur, según estén en el hemisferio Norte o en el Sur: Atlántico Norte y Atlántico Sur, y Pacífico Norte y Pacífico Sur.

Características generales

Los océanos cubren el 71 % de la superficie de la Tierra, siendo el Pacífico el mayor de los océanos.

La profundidad de los océanos es variable dependiendo de las zonas del relieve oceánico pero resulta escasa en comparación con su superficie. Se estima que la profundidad media es de 4 km. La parte más profunda se encuentra en la fosa de las Marianas alcanzando los 11033 m de profundidad.

En los océanos hay una capa superficial de agua templada (12 °C a 30 °C), que llega hasta una profundidad variable según las zonas, de entre unas decenas de metros hasta los 400 o 500 m. Por debajo de esta capa el agua está fría con temperaturas de entre 5 °C y -1 °C. Se llama termoclina al límite entre las dos capas. El agua está más cálida en las zonas templadas, ecuatoriales y tropicales, y más fría cerca de los polos. Y, también, más cálida en verano y más fría en invierno. Dependiendo del lugar que nos encontremos en el mundo.

Definición de mar

La definición comparativa de mar como «extensión de agua salada menor que el océano» establece una clasificación de las extensiones de agua salada en que los océanos serían las mayores extensiones y vendrían luego, de diferentes tamaños, los mares. Los mares se diferencian principalmente por el contacto con el océano, pudiendo ser abiertos o cerrados: si está rodeado casi totalmente por tierra, como el mar Negro, se habla de mar continental, mientras que si está muy abierto, como el mar de la China, se habla de mar litoral.

La distinción entre mar y océano obedece a diversas causas, sobre todo cuando se habla de mares abiertos en que suele distinguirse atendiendo a la situación geográfica, generalmente enclavada entre dos masas terrestres o, a veces, las menos, a la posición de la plataforma continental. Algunos ejemplos de esto son los siguientes: el mar del canal de La Mancha comunica con el océano Atlántico por el mar Céltico, pero se distingue por su posición entre la costa sur de Inglaterra y la costa norte de Francia. Otro caso muy claro es el mar Mediterráneo, que comunica con el océano Atlántico por el estrecho de Gibraltar y se distingue claramente por estar enclavado entre Europa, Asia y África, al punto de que tiene unas condiciones marítimas muy diferentes (diferentes temperaturas, diferente fauna y flora, y mareas de diferente amplitud). Otro mar abierto, en este caso el de los Sargazos, con su acumulación de algas a lo largo de la Florida, se distingue del océano Atlántico de forma totalmente arbitraria.

La máxima autoridad internacional en materia de delimitación de mares es el «International Hydrographic Organization» (IHO), siendo la referencia mundial su publicación «Limits of oceans and seas» (Límites de océanos y mares) (3ª edición de 1953).[2]

Dicha publicación no establece diferencias entre océanos y mares, si no que se limita a enumerar todos los océanos y mares del mundo, asignándoles un número, llegando hasta el 66, aunque como utiliza a veces números con letra, en realidad son 73. Son un total de 6 océanos (el Atlántico y el Pacifico están divididos cada uno en dos, Norte y Sur) y 67 mares, de ellos dos divididos en dos cuencas, el mar Mediterráneo y el mar de China.

Algunos mares tienen mares interiores (que se numeran con una letra minúscula) como el Báltico (3), el Mediterráneo (8) y el Archipiélago de la India Oriental (13). La publicación considera además de océanos y mares, golfos, bahías, canales y estrechos, y muchas veces, no resulta muy claro cual es el criterio utilizado, ya que a veces es el simple uso desde tiempos pasados.

Mares litorales [editar]Los mares litorales o costeros pueden ser considerados como golfos, muy grandes y ampliamente abiertos, de los océanos. No están separados de éstos por ningún umbral submarino; no obstante se distinguen de ellos por ser, en promedio, menos profundos, por la mayor amplitud de las mareas y la temperatura más elevada de sus aguas. Son mares litorales el mar de Beaufort en el océano Ártico, el mar de Noruega en el Atlántico o el mar de Omán en el Índico, entre otros.

Mares continentales [editar]Los mares continentales, entre los cuales destaca el mar Mediterráneo, deben su nombre al hecho de hallarse enteramente situados dentro de los continentes, aunque comunicados con los océanos por un estrecho cuya escasa profundidad crea un umbral que dificulta los intercambios; éstos se producen, no obstante, en forma de corrientes de compensación y de descarga. Entre los mares continentales y el océano existen diferencias de temperaturas y de salinidad que llegan a ser considerables. Sus mareas son de tan escasa amplitud que pasan desapercibidas. Además del Mediterráneo, son mares continentales el mar Báltico, el mar Negro y el mar de Japón. En algún caso se habla de mar epicontinental cuando está rodeado por una plataforma continental, como el mar del Norte.

Mares interiores [editar]Los mares interiores o cerrados suelen ocupar extensas depresiones endorreicas. Corresponden a lagos muy grandes, de agua más o menos salada, entre los cuales destacan el mar Muerto, el mar Caspio y el mar de Aral.